Quizás todos podríamos decir que muchas veces nuestros sueños son solo imaginaciones que fluyen dentro de nuestro subconsciente. Que nada que haya dentro de nuestra imaginación mientras dormimos es real, que nuestros sentimientos no se reflejan en nuestros sueños y que simplemente soñar forma parte de una estimulación cerebral que se activa por medio de nuestras neuronas…
Anoche tuve una revelación en un profundo sueño, y sí, yo creo que nuestros sueños muchas veces nos quieren decir o avisar de algo. Tras tener una grata conversación con una conocida, decidí ir a la cama y dar comienzo a mi letargo a veces corto otras veces largo, buscar respuesta a muchas preguntas y poner figura a sentimientos que no logran evolucionar cuando estoy despierto.
El silencio se apoderó de mi cuerpo y con ello caí prisionero de Morfeo…Acostado en mi litera con mi madre en la cama de abajo comencé a visualizar un cuarto lúgubre, una ventana redonda y pequeña era el único punto donde entraba la luz del Sol que por su pobre vida, diría que estaba en la fase final de un crepúsculo.
Descalzo me miré en un enorme espejo que envolvía ese cuarto…limpio y vacío, donde únicamente ocupábamos espacio el espejo y yo. Mi reflejo era el calco de la incomprensión, de la nostálgica y del relevo de todo lo triste por algo grandioso. ¿Era un deseo? ¿Una decisión? o ¿Era una premonición? Realmente, observaba la imagen…al veces era protagonista y sentía exactamente lo que estaba ocurriendo y otras era el espectador de mi propio sueño…mi propia historia y de mi propia alma.
El reflejo comenzó a ondear como si del movimiento de la marea se tratara…mis ojos tomaron unas formas horribles…mi nariz paso de ser pequeña y regular a ser grotesca y enorme, mis labios eran el fiel calco de una tierra totalmente muerta, secos y sin color….
Quite la cara, no podía seguir observando tremenda transformación. Me tocaba la cara, palpaba cada zona que se había deformado. Pero curiosamente, nada había mutado en mi cara, nada había cambiado, simplemente fue el reflejo.
Tras permanecer en el frio suelo, intentando que el susto se me pasase y los latidos de mi corazón pararan para no reventarme el pecho, decidí levantarme y observar nuevamente mi reflejo. Volví a ponerme frente a ese espejo que me había mostrado lo que parecía ser una versión monstruosa de mí, pero con la diferencia que ahora tenía los ojos cerrados y deseando enormemente que esa imagen no siguiera ahí…En efecto, ya no estaba, volvió mi reflejo natural, sonreí, grité, salté, canté…cuando cesé de hacer el niño pequeño mis rostro comenzó a moverse nuevamente. Pensé:- Otra vez no por favor.- Sin embargo los movimientos eran diferentes, se movían con armonía, era una maravilla sobrenatural…mis ojos cambiaban de color, desde mi castaño oscuro, fue suavizando colores hasta llegar a un verde azulado, intenso como el de los mares caribeños…Mi tez era el calco de una preciosa salina, blanca y preciosa como el marfil, mis labios se convirtieron en la llamada de una sirena y mis nariz adquirió la ternura de la dueña del aire…Ante mí se había posado una chica preciosa, que me sonreía divertidamente, que se reía a carcajadas…su reacción lejos de enfadarme me hizo sentir bien, comprendido, realizado…
Durante un momento nos miramos…La chica abrió sus brazos y comenzó a salir a través del espejo…desnuda se puso ante mí y me abrazó con una fuerza con la que nadie jamás me había abrazado. Ambos riéndonos y sonriendo, ella cada vez apretaba más su pecho contra el mío, hasta que ella profundizó hasta mi interior, desapareciendo, pero dejando un aroma dulce y agradable…
A lo lejos se oía una música, un canto feliz, alegre y rotundo…
Me desperté con mi alarma…Eran las 9:00 de la mañana y sonaba “Un día en el mundo de Vetusta Morla”…”Mírame soy feliz…tu juego me ha dejado así”
Bajé por las escaleras de mi cama, besé a mi madre y esta me preguntó:- ¿Tuviste mala noche hijo? No parabas de dar vueltas…
Le expliqué este profundo sueño y su respuesta retumbó en las paredes de mi consciencia- ¿Te sientes comprendido por primera vez?...

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