El creía poder volar
Sentía que solo tenía que esperar
Ella torturaba sus instintos con letargos
Interminables y sonrisas en la niebla espesa.
Quedamos para sentirnos
Y durante días olvidarnos
Apagamos los fuegos de nuestras vidas
Para amortiguarnos la caída.
Fluye el rio y agua llega
La tormenta acaba de estallar
Y cuando llegue el inevitable final
Nuestros soles brillarán.
Recrea las calles con soledad
Y en la cercanía la figura de ella siempre está
Roza sus sábanas con sus lágrimas
En su habitación aunque hoy no pueda verle
Siempre estará.
El desea el fin del alquitrán
Con ojos tapados en el caliente desierto
Ella permanecerá
Solo un hilo del sol le hará disipar el miedo
De que nunca sola estará.
Fluye el rio y agua llega
La tormenta acaba de estallar
Y cuando llegue el inevitable final
Nuestros soles brillarán.

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