jueves, 12 de enero de 2012

Sin música hay BlackJack y Alfileres

Parece que todo sin música pierde su sentido. Las calles no dejan de emanar tristeza y aburrimiento. El aire frio deja de ser una sensación de enfriamiento sobre mis pómulos para pasar a ser un folio cortante en mis labios.
Yazco sobre un pequeño sofá en mi habitación, ya no es mi favorita, ya no es cálida, ahora es solo un rectángulo que a medida que intento alzar la vista se vuelve mas estrecho.

Es curioso sentir como se te caen los párpados y no es por cansancio...como tus músculos se contraen, la temperatura corporal se eleva y todo se nota frio… Y no es gripe, no es gripe.

Sin música no tengo la ficticia manipulación de mi alma, donde en pequeñas historias, me descontrolo sin que hayan consecuencias en lo terrenal…y es que sin música noto que mis tobillos ya hundidos en la tierra, se sumergen más en el fango…

Sin música todo cobra otro sentido para mi, el sentimiento ya conocido de mis miedos, de mis trabas, de esos alfileres que me clavo por seguridad a que alguien pueda desmantelarme o hacerme volar tan alto que mis manos se eleven tan vertiginosamente sobre las nubes, haciendo arcos y formas tan irregulares, que no tienen cabida en la naturaleza terrenal de mi vida.

Sin música todo es artificial e incluso me creo al más bastardo que juega conmigo una parte de BlackJack, trucando sus figuras para sumar 21 y hacerme ver que es un experto de la vida y que todo lo que sale de sus manos y labios es mas que pura causalidad…

Sin música no creo en el amor, ni creo en lo que soy, ni se lo que puedo llegar a hacer… a veces sin música, en silencio, oigo a alguien hablar en la lejanía…pero mis gritos de pánico no me dejan escucharle. Mis gritos de pánico me ahogan y me sobornan para que me clave alfileres de cristal, para que tropiece otra vez en la misma piedra, haciéndome creer que aprendo de lo que vivo.

Un segundo y la voz se acerca, mis los gritos aumentan decibelios, y los pesimistas que tienen mi alma secuestrada se amontonan alrededor de una mesa para dictaminar lo que es mejor para mi – Lo hacemos porque te queremos – dicen y se deleitan viendo como tapo mis oídos para no oír una vez más la voz. Noto que es dulce, parece que sonríe cuando habla, y lo hace tan alto que comienzo a creer que le da igual mis gritos interiores y la pequeña revolución que hay dentro de mi.

Sin música me creo al mayor impostor, me oculto tras mi bellas retinas para escudarme de lo cálido – estás mejor al frio – no dejan de repetirme. Me siento a veces tan inocente y tan dura a la vez, me siento tan ingenua y lista a la vez…ya no se cuántas caras tiene mi moneda…mas que una moneda diría que es un precioso cubo, hecho de insonoro cristal, al cual pertenezco.

Sin música me ahoga escribir estas palabras que hoy resuenan y son el delito que hará que como todas las noches, pierda nuevamente al BlackJack, me encierren en un cubo trasparente e insonoro, me claven miles de alfileres para evitar mi descontrol y me repitan – Lo hacemos porque te queremos.

Sin música soy víctima de mi callar, objeto de toda rivalidad y delirio de aquellos que viven gracia a sus aires de grandeza. Sin música es todo tan complicado…

Sin música no puedo darle valor a mi alma…Sin música no te puedo sentir como querría sentirte seguramente. Sin música no pensaría lo que pienso, porque tu siendo música me harías corregir y sonreír por todo aquello que hoy me esta matando el espíritu….

Las manos en mis oídos no me dejan escucharte…no me dejan oírte ni sentirte, ni se como eres.... ni se como vienes, ni se como eres... ni se lo que quieres darme…

Sin música es tan complicado creer en mí…. Ellos no quieren que haya música en mi vida…ellos solo quieren que tenga los oídos tapados porque es lo mejor para mi…

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